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Antonio Birabent y sus dos amores



Dentro de unas semanas se estrenará "Tres deseos", el filme de Vivian Imar y Marcelo Trotta que se filmó en Colonia y que cuenta la historia de un matrimonio que busca una segunda luna de miel y decide festejar su cumpleaños de cuarenta a solas.
Antonio Birabent y Florencia Raggi son en la película los integrantes de esa pareja donde Julieta Cardinali actúa como la tercera en discordia.
Pablo y Victoria (Antonio Birabent y Florencia Raggi) viajan por un fin de semana a Colonia para festejar el cumpleaños 40 de ella. Tienen la misma edad, están casados hace ocho años y tienen una hija de seis, quien queda a cargo de sus abuelos durante ese fin de semana.
Es el primero que pasan solos, desde que nació la hija, y a lo largo del mismo, tiempo en el que transcurre la totalidad de la película, Pablo y Victoria tomarán conciencia de que se aproxima el final de la relación.
La primera tarde, Pablo y Victoria salen a caminar por la playa y luego de una fuerte discusión, él se aleja caminando solo por la costa. En un momento se detiene frente a un grupo de personas que observa un pez de extrañas características. Pablo se siente observado por una mujer algo menor que él, levanta la cabeza y reconoce a Ana (Julieta Cardinali) una mujer a la que abandonó doce años atrás. El grupo se aleja y ambos permanecen solos en silencio durante unos segundos. El intenta mantener un diálogo, pero ella responde con pocas palabras y en forma muy distante. Poco a poco la conversación se hace más fluida.
Caminan por la playa y se sientan un rato en la arena. Vuelven a caminar por las pintorescas calles del casco histórico mientras la conexión entre ambos resulta cada vez mejor. La cámara los sigue muy de cerca y en forma permanente a través de largos planos secuencia.
Hablan de la vida, la muerte, los sueños, la soledad, la reciente separación de ella, la permanente frustración de él, los miedos y fantasmas, el desgaste de la pareja. Se preguntan si hay un momento preciso en el que, de manera imprevista, el encanto de la relación se rompe y donde, desde ese instante, todo se quiebra y todo aquello que representa al otro empieza a molestar e incomodar.
Pablo y Ana fantasean en ponerle un nombre a ese instante. Repentinamente, Pablo se da cuenta que debe volver a encontrarse con Victoria y se despide de Ana, pero le ruega por un reencuentro, al día siguiente y en el mismo lugar. Pablo cena con Victoria en el restaurant del hotel y a las 12, en medio de una discusión entre ambos, los mozos aparecen con una torta con las 40 velitas para que Victoria las apague.
Los músicos comienzan a tocar boleros y sacan a bailar a Victoria y a Pablo, que terminan bailando juntos. Ambos entran a la habitación algo borrachos y hacen el amor. A la madrugada, Victoria, que no ha logrado aun dormirse, sale a caminar por la playa para llegar hasta el faro donde se queda semidormida. Al día siguiente, día del cumpleaños de Victoria, las horas entre ambos transcurren en medio de desencuentros y situaciones con silencios intensos.
Pablo llega muy tarde a la cita con Ana cuando ella ya está por marcharse. Otra vez Ana está confundida y no entiende muy bien para qué Pablo pidió volver a encontrarse. La situación se repite: caminatas, charlas, confesiones mutuas, mucha conexión entre ambos. Ana se va a nadar y Pablo la espera, pero luego decide alejarse del lugar. Camina por la playa y cada vez acelera más los pasos.
Su respiración es más fuerte. Llega hasta a la Plaza de Toros donde había quedado en encontrarse con Victoria y donde debía estar una hora antes. Victoria no está. Pablo, exhausto, recorre la plaza para ver cada una de las entradas y está a punto de desvanecerse. Pablo decide volver a la playa a buscar a Ana.


FUENTE: puroshow.com

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